Posts Tagged ‘escritura creativa’

Nisaba: Cómo prepararse para NaNoWriMo

2012/10/14

En esta ocasión comparto el artículo de nuestro blog amigo, Nisaba, de mucho interés para quienes sentimos esta fascinación por la escritura. NaNoWriMo, el mes nacional de escritura de novelas, ya está a la vuelta de la esquina. ¡Es hora de irse preparando!
¡Feliz escritura!
–Javier

Nisaba

Quedan 18 días para iniciar el reto de NaNoWriMo, así que este es el momento para prepararse. Hay quienes pasan meses planeando sus novelas y haciendo investigación para este momento del año. Otras llegan al primer día con un título en mente y una idea vaga.

No todas las personas funcionan igual, pero para garantizar el éxito en NaNoWriMo conviene tener en mente tres cosas: a) iniciar a tiempo; b) fijarse una meta diaria de escritura, lo suficientemente holgada como para tener días de reposo y compensar por imprevistos, c) tener a mano todo lo que pueda servir para mantener activa la inspiración.

Por lo tanto, la preparación durante el mes anterior es crucial. Estas son algunas acciones que pueden irse realizando desde el mes de octubre o antes.

Elija una herramienta informática para el manuscrito

Los procesadores de texto son poco versátiles, pero hay quienes los prefieren por…

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Atrapar al lector desde la primera oración

2012/06/29

¿Alguna vez se ha preguntado por qué tantos libros mediocres se venden tan bien? Pues posiblemente tuvieron un muy buen inicio.

Dicen que la primera impresión es la que cuenta. Una mala primera impresión en, por ejemplo, una entrevista laboral, puede hacernos la vida más difícil y cerrarnos la puerta al nuevo empleo aunque estemos cualificados.

Lo mismo ocurre en ficción: al evaluar un nuevo libro, la gran mayoría de lectores (incluyendo agentes y editores profesionales) lo primero que hacen luego de revisar la sinopsis es leer las líneas de apertura. Si esas poquísimas palabras producen un impacto negativo la obra entera quedará relegada a la estantería (o peor, la pila de rechazos), sin importar cuán valioso pueda ser el resto.

Si la obra es mala no habrá quien la salve, pero muchas obras de mediana calidad sí logran venderse gracias a una buena premisa general y un inicio impactante. Por el contrario, obras realmente buenas pero con inicios débiles han quedado prácticamente en el olvido por su incapacidad de atraer lectores. Por ello es necesario esforzarnos siempre por enganchar a nuestro público desde el inicio. Pero, ¿cómo logramos esa apertura genial?

La oración inicial debe cumplir tres tareas fundamentales: decirnos de qué trata la historia; establecer la atmósfera general de la obra, e introducir al personaje principal. Si cualquiera de ellas falta estaremos automáticamente en problemas, y aunque muchos lectores son capaces de mantener la atención por varios párrafos y hasta páginas, lo que no se logró a un principio difícilmente pueda compensarse más adelante. (La única excepción es con autores muy reconocidos, con suficientes lectores fieles como para asegurar las ventas a pesar de un inicio flojo.)

Tomemos por ejemplo la primera oración de Cien años de soledad: «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo». Esta es tal vez la mejor apertura de una novela latinoamericana, y cumple a cabalidad los tres propósitos recién mencionados. Sabemos que la historia habrá de girar, por lo menos durante un buen tramo, alrededor de cómo y por qué el coronel va a ser fusilado. De inmediato se introduce al protagonista, y es desde su punto de vista que se habrá de contar la primera mitad de la novela. Finalmente, hay una atmósfera tensa y cargada de muchas posibilidades. ¡De inmediato dan ganas de saber más!

Otras aperturas magistrales:

«En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor» (El valeroso hidalgo Don Quijote de la Mancha). Aquí se introduce aun personaje verdaderamente memorable. La trama no importa, es Don Quijote quien nos engancha desde el inicio.

«Ser o no ser, ese es el dilema» (Hamlet). De inmediato sabemos que la obra tendrá un fuerte componente reflexivo sobre la vida y la muerte.

«En un agujero en el suelo vivía un hobbit» (El hobbit). Aquí viene la pregunta obligada: ¿qué rayos es un hobbit? Simple, pero tremendamente eficaz.

Y acaso la mejor de todas: «Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto» (La metamorfosis). ¡Cómo no seguir leyendo ante semejante gancho!

Eso sí, luego de un inicio deslumbrante debe seguir necesariamente un desarrollo a la altura, pero si esa primera oración logra sus tres cometidos, allanará el camino al resto.

Le recomiendo buscar sus obras favoritas y estudiar con atención las frases y oraciones iniciales. Su público notará la diferencia.

 

¿Cuál es su oración de apertura favorita? ¿Por qué?

¡Feliz escritura!

 

Observar detalles, imaginar historias

2012/06/20

Hace tiempo leí una interesante propuesta de la Dra. Clarissa Pinkola Estés en su página de Facebook. Ella propone, en pocas palabras, ejercitar los ‘sentidos superiores’ (imaginación, intuición…) con pequeñas actividades de atención y creatividad.

La propuesta es simple: observe una imagen interesante y preste mucha atención a los detalles. Tómese su tiempo, relájese. Luego identifique algún elemento que llame su atención e imagine que o quién es, por qué está ahí, cuál es su historia. Adicionalmente podemos tratar de descubrir aquello que se encuentra fuera de cuadro, los eventos del momento, los posibles personajes.

He aquí mi traducción del texto de la ‘Dra. E.’:

Queridas almas:

Esta es una actividad que solía enseñar cuando mis niños estaban pequeños (tanto hijos como nietos), para mantener vivos y despiertos sus sentidos superiores, para realmente mirar lo que tenemos al frente e imaginar las historias en el trasfondo.

Observen esta fotografía del funeral de una mujer gitana. Estoy segura que entre la gente hay 11 violinistas, un contrabajista, un trompetista y un guitarrista. ¿Cómo puedo afirmar que hay 11 violinistas gitanos si no se ven la mayoría de sus instrumentos? ¿Qué otras cosas pueden ver en esta imagen si observan con atención? ¿Cuál es el ambiente general? ¿Quiénes visten a la vieja usanza y quienes no? Elijan a una persona y cuenten su historia, el motivo y la manera en que llegaron al funeral.

Así es como considero que podemos mantener vivos y despiertos nuestros muchos sentidos: utilizándolos, dándoles suficiente atención y objetos de interés para ejercitarlos a diario.

Algunos de estos sentidos casi nunca se mencionan: intuición, amor, alma, espíritu, instinto, visión interna, oído interno, el sentido de la imaginación, el sentido eterno, el sentido de la atención al detalle… y existen más. Estas son nuestras formas de aprehender los hechos, los significados y los sentimientos.

Con amor,
Dra. E.

Como escritores podemos aprovechar este ejercicio de mil maneras, independientemente de nuestra opinión sobre estos ‘sentidos superiores’ (aunque el concepto me resulta bastante interesante, tal vez no como sentidos sino más bien facultades o aspectos de la psique).

Veamos, pues, esta interesante fotografía (aquí aparece en tamaño reducido, pero se puede ampliar pulsando sobre ella para apreciar mejor los detalles).

Dentro de la imagen me llama la atención el automóvil parqueado al lado de la carroza fúnebre. A primera vista pensé que se trataba de cualquier conductor a quien los presentes no dejaban pasar… pero las personas sentadas o apoyadas en este dicen algo más. «Venimos a observar, pero  no a quedarnos». El niño se ve particularmente aburrido, con una mano en el regazo y la otra sosteniéndose la barbilla. No le interesa estar ahí, ya quiere que el asunto acabe para irse a ver televisión…

Fuera del cuadro también están ocurriendo cosas. Por un lado, la fotografía se toma desde un segundo o tercer piso (nótese la escalera de emergencia levantada y algunas personas mirando al fotógrafo). ¿Quién más está allí arriba? ¿Un francotirador? ¿Reporteros? ¿Espías del gobierno? También hay varias personas viendo hacia abajo a la derecha… ¿vendrá acaso un camión de la policía? Las posibilidades son muchas.

Por cierto, yo veo 12 violinistas y 4 contrabajistas, más el guitarrista y el trompetista, además de un hombre tocando clarinete. ¿Será que la fallecida trabajó con la orquesta? ¿Tal vez era cantante o familiar de alguno de los músicos?

Y usted, ¿qué historias puede encontrar ocultas en esta fotografía?

¡Feliz escritura!

Cómo ser un escritor de éxito

2012/06/01

Muchas personas creen que escribir es fácil, y se figuran que basta con tener cierta habilidad mecanográfica y un poco de imaginación. Otros sueñan con la fama y el dinero, pero se desaniman al percatarse de todo el esfuerzo involucrado en hasta el más simple de los proyectos narrativos. Más aun, por cada autor publicado hay al menos diez que nunca verán su obra en los anaqueles de una librería, y aunque el libro digital está cambiando las reglas ligeramente, todavía el índice de anonimato es bastante alto.

¿Cuáles son algunas de las características necesarias para convertirse en un escritor exitoso? A continuación propongo una breve lista, pero evidentemente pueden ser más. Se trata de siete distintivos que he podido observar en profesionales del calibre de Stephen King, Isabel Allende o Gabriel García Márquez, y esforzarnos por adquirirlas y desarrollarlas puede ser la diferencia entre el éxito o el fracaso literario.

1-Visión

Como cualquier buena empresa o proyecto, todo inicia con una visión. Deseamos expresar algo, tenemos una historia que contar y llegamos a la conclusión de que la mejor manera de hacerlo es escribiéndola. Pero de ahí a convertir esa inquietud en nuestra profesión hay una gran distancia. Debemos poder imaginar cómo será nuestra vida cuando logremos ese objetivo, pero más importante aún, cómo llegaremos hasta ahí y cuales serán los resultados de nuestro esfuerzo.

2-Vocación

Ser escritor no es asunto de elegidos por la mano del destino ni nada similar, sino más bien acerca de tener la suficiente motivación y seguridad de que es lo mejor para nuestra vida, de que es nuestro ‘llamado’. Debemos ser capaces de disfrutar del proceso creativo y de las largas horas a solas con nosotros mismos más de lo que disfrutamos del reconocimiento, el dinero u otros beneficios posteriores de la escritura (algunos de los cuales tal vez nunca lleguen a darse). De lo contrario no tendremos la suficiente energía para todo el esfuerzo requerido.

3-Inteligencia

Algunos parecieran haber nacido con ella, otros debemos esforzarnos por desarrollarla. Pero la inteligencia a que me refiero es la empresarial. Sí, escribir es principalmente un asunto de sensibilidad y vocación, pero si no tenemos los pies bien plantados en la tierra para manejar nuestro tiempo, planificar las tareas específicas, administrar nuestros recursos y ser realistas con nuestras expectativas, de nada valdrán las otras cualidades pues aun así no duraremos gran cosa en nuestro intento por escribir como medio de vida. A menos que aprendamos a ver la escritura como vemos nuestro trabajo, jamás dejaremos de ser meros aficionados.

4-Creatividad

Si bien hay muchas dudas acerca de si la creatividad es algo inherente o si podemos aprenderla, algo sí es definitivo: podemos cultivarla. Para ello es necesario nutrirse constantemente del trabajo de otras mentes, de otros artistas. Pero también debemos esforzarnos por buscar siempre la forma de contribuir con algo valioso a nuestros lectores, algo de nuestra propia experiencia y no simplemente la copia de algún tema trillado o frase hecha.

5-Habilidad

Escribir requiere destrezas técnicas en el dominio del lenguaje (gramática, ortografía, claridad, estilo, etcétera). También resulta necesario dominar al menos las teorías básicas sobre planeamiento de obras, estructuras narrativas, diálogo, exposición, trama, y un sin fin de otros aspectos ‘mecánicos’. Sin ello no llegaremos muy lejos en un campo donde la competencia tanto como la crítica son brutales.

6-Seriedad

La seriedad no tiene relación con el contenido de nuestras obras sino con el conjunto de actitudes que nos definen como profesionales de la escritura. No hay nada peor que un autor embriagado de supuesta fama –aun si la merece–, y en segundo lugar están quienes viven quejándose de no tenerla. También están los bohemios, los que dependen de alguna substancia tóxica, y toda clase de fauna escritoril.

7-Tenacidad

Escribir bien no es algo que pueda aprenderse de la noche a la mañana con solo leer un manual. Es necesario practicar mucho, tener la capacidad de superar gran cantidad de obstáculos (como la incomprensión de familiares y amistades, la falta de tiempo o la procrastinación), y sobre todo, no rendirse a medio camino.

¿Cuáles otras características podemos identificar en escritores exitosos? ¿Cuáles pueden ser más fáciles o difíciles de alcanzar? Deja tu opinión más abajo.

¡Feliz escritura!

7 consejos para estimular la creatividad

2012/04/30

A casi todos nos pasa. Quedarnos mirando fijamente el espacio monócromo del lienzo, el papel, la pantalla y no saber qué diablos hacer para transformar esa nada en algo –no un algo cualquiera, faltaba más, sino en algo de lo cual sentirnos orgullosos, que valga la pena.

Nos ocurre a los estudiante con nuestras redacciones para el día siguiente tanto como los profesionales con nuestros primer bosquejo. En todo ámbito creativo toparemos tarde o temprano con este insoportable vacío y el miedo de no poder llenarlo. Existen muchos trucos para salir al paso en el momento, pero la verdadera cuestión es cómo lograr que la inspiración se mantenga constantemente a nuestro alcance.

En los años que llevo de leer gran cantidad de manuales, revistas y otros materiales sobre escritura creativa, además de mi propia experiencia individual o en talleres literarios, puedo enumerar siete estrategias fundamentales para reavivar las llamas de la inspiración. No son ocurrencia mía, y quien haya leído algo sobre escritura creativa podrá reconocerlos en sus múltiples encarnaciones.

1. Llenarnos de estímulos: leer mucho, aprender de los clásicos, discriminar a quién emularemos, alimentarnos de ideas, rodearnos de buenos maestros. Parte de ello implica estudiar, no solo a los escritores y sus obras literarias, sino también obras sobre escritura y redacción. Y claro está, alimentarnos de otras expresiones artísticas.

2. Dominar el idioma: solo así podremos expresar nuestras ideas. Esto se adquiere primero con la lectura arriba mencionada, pero ello no basta, sino que es imprescindible poner manos a la obra y practicar incesantemente todos los aspectos técnicos: redacción, vocabulario, gramática, etcétera.

3. Ser originales: es decir, no tratar de imitar a otros, no copiar, ser honestos con nosotros mismos y nuestros escritos, decir las cosas por convicción y no como estrategia de ventas. Se trata de crear algo capaz de contribuir a la humanidad de alguna forma, no simplemente de repetir lo mismo de siempre en otras palabras. No hay nada más estimulante que expresarnos libremente, sin estar a la sombra de otros ni buscando su aprobación.

4. Ser tenaces: escribir todos los días, tener disciplina, no contentarse con el primer borrador, revisar y estar dispuestos a corregir, cambiar, quitar o añadir hasta estar completamente satisfechos con el resultado. Implica reconocer que las obras valiosas no salen al primer intento. Y sobre todo, jamás rendirnos.

5. Disfrutar del proceso: tener la apertura para experimentar, divertirnos, imaginar, crear, explorar. Escribir es lo primero; la corrección y el pulimiento vendrán después. No permitamos que nuestro crítico interno haga de las suyas.

6. Ser buenos observadores: solo así aprenderemos a conocer la naturaleza humana, poner atención, vivir la vida, expresar lo humano, tener algo valioso que decir en nuestras obras (y en ese sentido, se complementa con la originalidad).

7. Perder el miedo: tenemos derecho a equivocarnos, a escribir a sabiendas que se cometen errores, que nunca estaremos satisfechos, que vale más el contenido que la forma, que no a todo el mundo le gustará lo que escribamos. Si intentamos alcanzar la perfección, o si pretendemos adaptarnos a todas las críticas, jamás llegaremos a producir nada.

Aunque suenen a cosa evidente, me sorprendo una y otra vez siempre que alguien, en contra de todo sentido común, pretende ayudar a otros ‘aconsejándoles’ las versiones contrarias de estos siete puntos… pero eso es tema para otro artículo.

¿Y usted qué opina? ¿Cuál es su estrategia favorita para asegurar un flujo constante de inspiración?

¡Feliz escritura!