Quienes hayan leído un poco de este blog (en especial las buenas personas que se tomaron la molestia de suscribirse para recibir actualizaciones), habrán notado que no suelo publicar con mucha frecuencia, y eso en las épocas de actividad, cuando no me encuentro distraído con la vida cotidiana.
Sigo escribiendo, claro. Las mentes creativas no pueden quedarse quietas por mucho tiempo. Pero dedicarse a pulir un artículo que alguien pueda leer es muy distinto de tomar apuntes sobre una nueva raza extraterrestre, un artefacto interesante o protocolos de comunicación entre organismos unicelulares. Un tipo de escritura es libre, sin casi expectativas, pues no está destinada más que a mis propios ojos. El otro va acompañado de una gran cantidad de cuestionamientos y críticas antes incluso de completar su primer borrador. En fin, algunas veces no estoy de humor para todo el trabajo de edición y corrección que el blog ‘exige’.
No soy el único a quien le pasa. La mayoría de los blogs en mi lista de favoritos pueden dividirse en dos categorías: los que actualizan prácticamente a diario (¡gente con esa experiencia y dedicación que ya me deseara!), y los que mueren por inanición luego de unas cuantas entradas, los huérfanos, los olvidados.
Cuando inicié este proyecto imaginaba que tres artículos semanales serían pan comido, pero el entusiasmo de los primeros días se agota, y cuando no es reemplazado por una buena dosis de terquedad y disciplina la cosa no avanza demasiado.
Lo mismo más o menos ocurre con la mayoría de quienes nos aventuramos en el campo minado de la escritura de ficción. Usualmente hacen falta varios intentos fallidos antes de aquél primer éxito. La mayoría se rinde sin haber casi hecho el intento.
Las razones pueden ser muchas, pero casi siempre se trata de meras excusas como la supuesta falta de tiempo, el cansancio, las distracciones… Todas estas son condiciones que, a excepción de los casos más extremos, suelen ser susceptibles de modificación. No, el verdadero motivo por el cual nos cuesta completar un proyecto de esta envergadura es la falta de ganas. Se dice que quien verdaderamente quiere hacer algo encuentra soluciones, y quien no quiere encuentra excusas. Todo es cuestión de actitud.
¿Que a dónde voy con todo esto?
Pues bien, es 31 de marzo y mañana como todos los años da inicio una nueva edición de NaNoWriMo, esta vez en su variedad ‘Camp NaNoWrimo‘, para todas aquellas personas osadas e ingeniosas que se atreven, algunas incluso varias veces al año, a emprender la tarea de escribir 50.000 palabras en un mes. Es un reto bastante grande pero no imposible, y nuevamente he decidido intentarlo.
De las cuatro oportunidades anteriores en que participé, solamente en una pude alcanzar la meta. Todas las demás fueron abandonadas (por muy diversas excusas) antes de la primera semana. Este año estoy decidido a ganarlo, y para ello me he armado hasta los dientes con toda clase de estrategias, un claro plan de trabajo y sobre todo muchas ganas. También tengo un gran reto: mi pareja y yo esperamos el nacimiento de nuestro hijo para cualquier momento dentro de las próximas dos o tres semanas.
No me importa si a simple vista parece imposible: aun así pretendo hacer mi mejor esfuerzo.
Le invito a acompañarme durante el mes de abril en esta aventura, y si lo desea, a inscribirse también en Camp NaNoWriMo. ¿Qué pasa si fracasamos? Pues nada, habremos adquirido experiencia valiosa de todas formas. Pero no se puede emprender ningún proyecto con una actitud derrotista, así que ¡ánimos!
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PS: también iré publicando consejos, anécdotas y alguno que otro desahogo conforme vaya progresando, todo con la temática del NaNo. Le invito a acompañarme. :)